NO AGUANTO A MI HIJO

No es tarea fácil la educación de los hijos. En ocasiones, se producen en el seno familiar conflictos que no se comprenden tales como la rebeldía, la agresividad, la depresión infantil, el fracaso escolar... que originan un auténtico calvario en la relación de padres e hijos.
Ante todo, debemos tener en cuenta que no es cuestión de “culpabilizar” a ninguna de las partes implicadas, sino de asumir nuestro grado de implicación en las relaciones que se desarrollan en el seno familiar. Hay modelos ideológicos que no se ajustan a la realidad de los hijos y que pueden originar un distanciamiento de los mismos y el surgimiento de conductas disruptivas.
En psicoanálisis hablamos de que nada es lo que parece, en el sentido de que una conducta de rebeldía y agresión disfraza una demanda de amor y de escucha que la mayoría de las veces el progenitor o los progenitores no detectan. Los niños reflejan la situación personal de los padres, porque son muy sensibles a sus crisis, ya que al no poder hablar y expresarse como un adulto, la única forma que tienen para descargar esa tensión inconsciente es mediante la ansiedad, los miedos, las obsesiones, la hiperactividad, la agresión...
Los hijos son un proyecto de persona, por lo que no hay que tratarlos como una pertenencia, sino como un ser al que hay que ir acompañando en su crecimiento y estar atentos a sus necesidades. La tolerancia, conversar y escuchar a los hijos,es la mejor manera de sobrellevar situaciones en las que no se sabe bien cómo enfrentarlas, porque los hijos, en las diferentes etapas de su desarrollo están sometidos a múltiples cambios (en contra de la creencia generalizada de que es un tiempo muy feliz y exento de problemas). No olvidemos que en estas etapas es cuando más se necesita a sus padres tanto como modelos para su socialización como por la demanda de afecto tan necesaria para su correcto desarrollo.
Las amenazas y los castigos no sirven de mucho pues, en ocasiones, necesitan de ese castigo para aliviar sus conductas inadecuadas y, de alguna manera, el niño piensa que, con el castigo, se le da permiso para “portarse mal”. Esto no aporta ninguna enseñanza. Hay que detectar las situaciones en las que ocurren las conductas indeseadas y preguntarnos el porqué de esa situación. Hay diferentes maneras de interpretar una realidad, por lo que hay que ver en cada familia qué está sucediendo
Es muy importante solucionar a tiempo este tipo de conflictos porque pueden influir muy negativamente en su desarrollo. Hay que modificar la forma de relacionarse y consultar a un psicoanalista si persiste la problemática.

PUNTOS CLAVE
  • Aprender a escuchar, conversar sin imponer.
  • Observar para detectar la demanda real del hijo.
  • Reconocer el grado de implicación: ¿qué está ocurriendo en mi relación familiar que le influye a mi hijo?
  • Si la manera de educar no funciona, consultar a un psicoanalista. Quizás debería cambiar los modelos educativos que no se adaptan a las necesidades reales de su hijo


Laura López, psicóloga-psicoanalista
lauralopez@psicoanalistaenmalaga.com
610 865 355

Comentarios

  1. Muy bueno Billy...yo iba a hacerle la misma pregunta. Qué fácil es hablar cuando no se tiene ese problema. Laura...la teoría la sabemos todos, pero te dejo a mi hija de 5 años e intentas conversar con ella...vale? A ver si luego sigues opinando lo mismo

    ResponderEliminar
  2. Hola muy bueno el articulo, me costo interiorizarlo puesto que queria una respuesta mas rapida o solucion mas facil...pero para este trabajo de padres no hay atajos, hay que hacer el trabajo completo y hacerlo bien, aunque requiera energia extra cada dia....es mas facil gritar que escuchar y entender...a los apdres de arriba de verdad lamento que no hayan entendido..y como dijo la dra, los niños reflejan nuestro estado emocional, si estamos en calma y en control ellos no tendran mas remedio q seguirnos, pero si vivimos estresados y molestos ellos actuaran igual....somos su ejemplo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares