ME PONGO EN SUS MANOS

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En una noticia acerca del desmantelamiento de un laboratorio de cocaína se hacía referencia a la obsesión, por parte de los responsables, por los ritos de santería, con la esperanza de que les proporcionarían inmunidad frente a la Policía. No es tan inusual el requerimiento de este tipo de servicios para atraer la “suerte” o transformar una realidad. Ya señaló Freud la general inclinación de los hombres a la credulidad y la milagrería, entre otros motivos, por una resistencia contra el rigor y la monotonía de las leyes de pensamiento y contra las exigencias de la prueba de realidad. La razón nos priva de tantas posibilidades de placer en el momento en que la vida nos impone una disciplina, que la persona prefiere ser seducida por la idea de que algo externo, venido del “Más Allá” producirá, por medio de invocaciones y de rituales, que la situación dé un giro positivo o se siga sosteniendo de la misma manera. Debemos tener en cuenta que nuestra vida la construimos según nuestra forma de pensar y, si está sujeta a las leyes de la superstición y de los rituales, no realizaremos el trabajo necesario para modificarla. Según lo que nos va aconteciendo, es por lo que se podrá interpretar la manera en la que vivimos. Si no ve su implicación en aquello que le sucede y persiste en éste y otros pensamientos similares, en lugar de ponerse en manos del destino o de un santero, debería de consultar con un psicoanalista
Laura López, psicóloga-psicoanalista

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