CUANDO LOS TRAPOS SUCIOS NO SE LAVAN EN CASA



    En ocasiones, hay personas que, en plena crisis de pareja, se dedican a despotricar de su partener con familiares y amigos. Para ellos supone, en el momento, una descarga, un alivio para esa tensión,un desahogo donde esos conflictos inconscientes de amor-odio (que acontecen en base a modelos familiares, siendo éstas relaciones ambivalentes), desatan su lengua y depositan en el confidente un mar de intimidades que más que calmar la situación, la convierten en una tormenta de reproches, traición y deterioro de la imagen de los otros hacia su pareja... y cabe preguntar ¿qué respuesta espera, por parte del que escucha? Lógicamente, los verdaderos registros de la situación pasarán por alto para una persona que no tiene una escucha profesional y, lejos de ayudarla, la situación se complica introduciendo a terceras personas y reafirmando prejuicios, pensamientos e ideas preconcebidas que nada tienen que ver con la realidad. 
    Los conflictos, los problemas, ocurren por la implicación de ambos componentes de la relación, si no obviamos esto, podemos caer en el narcisismo más propio de la etapa infantil: donde el yo, mi, me ocupa toda la esfera del conflicto, con su correspondiente victimización.
    La elección de pareja y la manera en que nos relacionamos es algo que cursa de manera inconsciente, es decir, no es algo del orden de controlar o pensar, es como cuando se dice que la razón va por un lado y los sentimientos por otro. No es cuestión de elegir si a los sentimientos o a la razón, sino de elaborar cómo es mi forma de amar, de qué forma gozo, cómo se producen ciertas situaciones en mis relaciones, hasta dónde llego, donde pongo límites, cómo llego a acuerdos con la otra persona, cómo es mi forma de amar o de elegir pareja... 
   Porque no es cuestión de quien tiene la razón. Se buscan opiniones que nos den la razón, que nos hagan reafirmarnos en lo que decimos que pensamos, pero sabemos que siempre hay contradicciones hasta en nosotros mismos. Tal vez es ayudarnos a producir las palabras por venir, el encuentro con ese espacio de bienestar y amor y eso no es cuestión de blanco y negro, esto se tiene que hacer así o de otra manera, sino de conversaciones donde haya una escucha de un profesional que le puedan ayudar realmente a modificar algo de lo que a uno le hace infeliz. Se tiende a decir al otro cómo tiene que vivir y lo que tiene que hacer, pero un espacio donde te den esa libertad, no se metan en tu vida y te ayuden a pensar no es sino en el diván, a través de las conversaciones con un psicoanalista. 
Opiniones tiene todo el mundo, pero son en base a lo que uno haría, cómo piensa, su moral... La ayuda profesional te hace mirar y producir otra cosa, porque la forma de amar y desear se aprende en el seno familiar y, de alguna manera, vemos cómo se repiten ciertas cosas en uno como si de un destino cruel se tratara. Pero no es el destino, es la tendencia a la repetición, de ciertas cuestiones inconscientes que te llevan a vivir, relacionarte, y resolver de esa manera, y no de otra, la cuestiones de la vida. 

Laura López, Psicoanalista Grupo Cero
Telf.: 951 21 70 06 / 610 86 53 55
www.lauralopezgarcia.com

Comentarios

  1. Aquí estoy de seguidora. Me encanta la psicología, y ha sido una de mis profesiones frustradas.
    Te sigo en el facebook y ahora aquí.
    suerte.

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  2. muchas veces no todos tenemos la suerte de tener tiempo suficiente y poder acudir a un psicólogo y por lo tanto solo contamos con el apoyo de los amigos para desahogarnos.

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  3. Bueno, el tiempo también se construye, siempre hay un hueco para algo tan importante como la salud y el bienestar...

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