CELAR HASTA DE SU SOMBRA
Los celos es algo
constitutivo del ser humano. Acontece cuando viene el tercero
(función padre) a poner un límite en la relación con la madre.
También se genera este sentimiento con el nacimiento de los
hermanos. Pero ocurre que a través de la educación, y por amor, ha
de ser reprimido, no es un sentimiento del cual las personas nos
sintamos orgullosas. Pero esto puede hacer mella en en el presente,
retorna, y puede ser transferido a otras relaciones: pareja y
amigos.
Hay personas que no
toleran que sus amigos o su pareja mantengan otras relaciones, se lo
toman como una agresión hacia ellos, se sienten excluidos, piden
exclusividad, que no es más que una estela de esa relación
materno-filial. Van por la vida como si creyeran que son hijos únicos
o únicos en el mundo. Se convierte en su tortura y en su
aislamiento.
Estar con pareja o
amigos que tengan más relaciones sociales son reproches continuos y
ataques paranoicos (donde también está puesto el deseo en juego).
Cuando ven cualquier indicio de que hayan compartido tiempo con otras
personas, que miren o hablen a otros, en otros lugares, que comiencen
a tener gustos diferentes, otros hobbies, insultan al tercero en
discordia, dicen que les cae mal (suelen ser por deseos reprimidos,
es decir, encubren ciertos deseos, imposibles de reconocerse,a veces homosexuales, y que en
forma de odio es más tolerable para la conciencia), o lanzan dardos
en frases como “hay que ver como has cambiado”, “antes no
pensabas así”...
Son muy intolerantes a
los cambios, a lo nuevo, y a veces se refugian en el alcohol, las
drogas...como modo de afrontar esa realidad, que se les escapa,
resguardarse del mundo y habitar en su pequeño espacio imaginario,
porque quieren evitar el crecimiento, y evitando el de los demás es
una manera ficticia de conservarlo. Un mismo escenario les
proporciona esa ilusión. “Que pare el mundo que yo me bajo”. Son
personas muy reprimidas y a veces utilizan estas sustancias como
vehículo para soltar ciertas “lindeces”(es su vehículo para
hablar) para después decir que no lo recuerdan, que no eran “ellos”,
y así no hacerse responsables porque socialmente, ideológicamente,
se cree que son las sustancias el contenido del discurso cuando es la
persona la que habla, no el alcohol o las drogas. Mucha represión
sí.
Con psicoanálisis las
relaciones se hacen más civilizadas y dentro del orden del deseo
humano, no en la agonía del abrazo inmortal. Hay que ser infieles a
nosotros mismos y permitir esa infidelidad tan necesaria en tu pareja
y amigos para que puedan ser sujetos psíquicos y para que el
encuentro sea en el orden del deseo, no de la asfixia.
Laura López
Psicóloga-Psicoanalista
Telf.: 610865355
www.psicoanalistaenmalaga.com
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