CONCILIACIÓN LABORAL, PERSONAL Y FAMILIAR




Me senté

en un claro del tiempo.

Era un remanso

de silencio,

de un blanco

silencio,

anillo formidable

donde los luceros

chocaban con los doce flotantes

números negros.


Federico García Lorca


   El tiempo no es el tiempo del reloj, es decir, que no es que “no tengo tiempo para...” el tiempo se produce, cuando estoy realizando esa tarea, ahí es el tiempo de la tarea. Hemos de tener en cuenta que en todos nosotros hay una parte consciente, que es lo que decimos querer, la apariencia, y por otro una base inconsciente que maneja nuestra vida, nuestras relaciones, el tiempo por así decirlo de la producción, comandado por nuestros deseos inconscientes, nuestros prejuicios, nuestras contradicciones, nuestras fijaciones infantiles, nuestra sexualidad reprimida...


   Así, la conciliación con la vida laboral, personal y familiar tiene que ver con una conciliación con uno mismo, en el sentido de que hay formas de pensar la familia, lo laboral, lo personal, que hace que entremos en conflicto. Nuestro yo digamos que tiene que lidiar entre nuestros deseos inconscientes, que son los verdaderos, la moral y la realidad. Y en esa dificultad pueden desarrollarse síntomas como solución a ese conflicto, inhibiciones, impotencia psíquica, porque en realidad habla de una dificultad en la gestión de nuestro mundo interior y el exterior, no sabemos de qué frases, de qué posición padecemos. También supone una reorganización libidinal de nuestra energía psíquica, porque cuando sumamos también va acompañado de una disposición diferente. No se está sólo, y llega el momento también de delegar, permitir que otros también crezcan, se desarrollen, que no hay una única forma de hacer las cosas, y eso requiere abandonar ese narcisismo de “todo yo” para que se incluyan otras formas de hacer. Cuando hay un exceso de narcisismo, podemos llegar a salir de la realidad, y crear una realidad paralela, donde no se tiene en cuenta lo que es posible o no es posible.

   Dejarse llevar por los gustos, por el principio del placer, o por los ideales, donde está “el tengo que”, quiero ser perfecto que no haya error, hacerlo yo todo solo, o tal y como lo pienso, y eso no se puede, tenemos que tener en cuenta la realidad. ¿Cuál es nuestro criterio? ¿Hacemos lo más conveniente o nos dejamos guiar por lo lo que nos gusta o nos hubiera gustado que fuese cuando éramos pequeños, por ejemplo?


   En ocasiones caemos en modelos de renuncia, donde yo renuncio y te exijo que ahora lo hagas tú ¿por qué esos modelos? ¿Por qué no generar otros? Se necesitan soluciones, pero querer ser demasiado bueno, más de lo que corresponde, se termina haciendo una maldad.


   En todo tiene que haber límites, tolerar nuestra humanidad, somos incompletos, solos no se puede, necesitamos de otros.


   Hay pactos con las diferentes parcelas de la vida. Son importantes los pactos laborales, los familiares, los sociales...tienen que respetarse y dar cabida para poder sumarlos. Conciliar con otras personas habla de limar asperezas, tendencias hostiles, eróticas sin límites, transformarlas en más civilizadas, en energía disponible para utilizarla. También conciliar el sueño, tener un descanso, alimentarse bien, que pueden llegar a hablar de nuestras tendencias masoquistas en nosotros, el tirano que hay en mí y que hace que utilice la realidad para estar mal u ofrecerle a los demás esa cara.

   Es importante desconfiar de tus sentimientos, fantasías, pensamientos, esos que te asaltan que lo que hacen es molestarte, interrumpir la tarea. Pensar en los hijos, el marido, la mujer, en problemas del ámbito del hogar, cuando se está en el trabajo es molestarse, interrumpirse, ya no se está en la realidad, hay un destiempo y una pérdida de energía considerable. Puede acontecer por la culpa que surge en esos conflictos con la reproducción y la producción por ejemplo.


   Ya no somos ese niño en posición pasiva ahora es necesario poner esa energía en el mundo, en las relaciones, en el trabajo, en la familia, y a veces cuesta, inconscientemente, abandonar esa posición. Así, dificultades en sumar las funciones de padre, madre, pueden traducirse en esos olvidos de los hijos, en centrarse en el trabajo solamente, porque hay una imposibilidad de acercamiento en otras parcelas, hay como un rechazo inconsciente que forma parte de ese nivel madurativo. Ahora echamos la culpa al trabajo, el estrés. cuando en realidad es un chivo expiatorio a una imposibilidad de sumar y reorganizar la libido.


   Asumir las responsabilidades que se han ido produciendo en el papel como padre, madre, respetar también esa parcela en ti, tus deseos, también en ese sentido un trabajo de psicoanálisis personal que va a ser fundamental . En la renuncia aparece la venganza, y es indispensable para ser feliz también alimentar los deseos propios, el alma humana.


   No se puede organizar el tiempo desde el exterior si en mí hay conflictos con la maternidad por ejemplo y lo laboral, te olvidas de tu ser psíquico, lo que está generando tu vida.

   En todas las funciones hay límites, es como una casa donde no están los habitáculos. Si no podemos pensar ciertas cuestiones no lo podremos llevar a cabo. Es poder encontrar un punto de encuentro en uno mismo para que la realidad sea posible


   Estar pegado a los sentimientos y a lo que “pensamos” es engañarnos. Hay que desconfiar de los sentimientos, fantasías, pensamientos, no hacerlos como algo verdadero y como si fuesen “el ser”. Hay pensamientos y sentimientos que se utilizan para entorpecer, estropear, para echar por tierra la felicidad de la persona, el cauce adecuado... corresponden a una lógica inconsciente, un desplazamiento, que puede estar demandando castigo en la realidad porque se pone en juego un culpa por ejemplo.

Hay que estar donde hay que estar, salirnos de la escena habla de una gran cantidad de energia desperdiciada y que corresponde a aspectos reprimidos.


   Somos humanos, no máquinas, por esos es importante psicoanalizar los afectos, elaborarlos para que no ocasionen un perjuicio. Aspectos de cómo se piensa el dinero, el crecimiento el desarrollo... hay una sobredeterminación inconsciente, donde el número de clientes puede estar relacionado con el número de los miembros de la familia, donde no se puede sumar más, o conseguir ese ascenso puede obstaculizarse por las fantasías de cambio, o colocarle en una posición superior a la que veníamos ocupando en el ámbito familiar, a despertar envidia (que habla de la propia) y una desorganización en el tiempo habla en cada persona de algo diferente, habrá que jugarse en el diván para que pueda ser otra cosa.

El psicoanálisis permite interpretar esos mecanismos, poner a la persona frente a esa verdad velada, donde la falta de tiempo ya no es una excusa, sino una forma de manifestar una necesidad de revisar la organización libidinal, por eso es que todo el mundo quiere psicoanalizarse y producir algo que esa persona que no estaba,



Laura López, Psicoanalista Grupo Cero

www.lauralopezgarcia.com



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