ACERCA DE LA SEXUALIDAD: LO MASCULINO Y LO FEMENINO
El desarrollo de los diques sexuales (pudor, repugnancia, compasión, etc.) aparece en las niñas más tempranamente y encontrando una resistencia menor que en los niños.
Asimismo, es en las niñas mucho mayor la inclinación a la represión sexual, y cuando surgen en ellas instintos parciales de la sexualidad escogen con preferencia la forma pasiva .
La actividad autoerótica de las zonas erógenas es en ambos sexos la misma, y por esta coincidencia falta en los años infantiles una diferenciación sexual tal y como aparece después de la pubertad.
Con referencia a las manifestaciones sexuales autoeróticas y masturbaciones pudiera decirse que la sexualidad de las niñas tiene un absoluto carácter masculino, y si fuera posible se podría también sentar la afirmación de que la libido es regularmente de naturaleza masculina, aparezca en el hombre o en la mujer e independientemente de su objeto, sea éste el hombre o la mujer.
Ha de tenerse en cuenta que los conceptos "masculino" y "femenino", cuyo contenido parece tan inequívoco a la opinión vulgar, son, desde el punto de vista científico, extraordinariamente complejos, pudiendo emplearse por lo menos, en tres sentidos diferentes. Se usan en efecto, unas veces como equivalentes a las idas de actividad y pasividad; otras, en un sentido biológico; y otras, en fin, en un sentido sociológico.
La primera de estas significaciones es la esencial y la única utilizable en el psicoanálisis. A ella nos referimos cuando hablamos de libido "masculina" pues el instinto es siempre activo, aun en aquellos casos en que se propone un fin pasivo. Desde el punto de vista biológico resulta más fácil establecer una clara y precisa definición de los conceptos "masculino" y "femenino", que indicarán entonces, respectivamente, la presencia de glándulas espermáticas u ovulares y de funciones a ellas correspondientes. La actividad y sus manifestaciones secundarias, tales como el mayor desarrollo muscular, la agresividad y la mayor intensidad de la libido, aparecen, por lo general, enlazadas a masculinidad biológica, pero no como atributos obligados de la misma, pues existen algunas especies animales en la que tales caracteres son privativos de la hembra.
El tercer sentido, sociológico, que atribuimos a lo términos de referencia, se basa en la observación de los individuos masculinos y femeninos existentes en la realidad.
Tal observación nos demuestra que ni desde el punto de vista psicológico, ni desde el biológico, es posible hallar entre los hombres la pura masculinidad o la pura femineidad. Todo ser humano, presenta, en efecto, una mezcla de sus caracteres sexuales biológicos con caracteres biológicos del sexo contrario, así como una combinación de actividad y pasividad, lo mismo en cuanto estos caracteres psíquicos dependan de los biológicos, o sean independientes de ellos.
Laura López Psicóloga-Psicoanalista
www.lauralopezgarcia.com
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