LA SOLEDAD DE MI MIRAR



  Conformamos nuestro ser en función de la mirada en el otro. Espejo donde descubro realidades que me confirman la mía. ¿Por qué alguien ha de sentirse en soledad? Cuando la mirada retrocede y se posa en el ombligo de mi narcisismo, con excusas de algún espejo roto donde mi mundo se deslizó de puntillas extraviando a cada paso mares, océanos, tierras por descubrir...¿no es acaso la languidez de mi ojo la que eligió un reflejo equivocado? ¿Dónde se fue el mundo? o ¿dónde me fui yo? Los puentes que cruzaban mis caminos, mis relaciones, mis pensamientos...caen ilusorios como cristales donde las imágenes se devoran a sí mismas al contemplarse y retroceden, esta vez como fantasmas que visten mi carne en ese vacío espectral. Caricias siniestras, donde la mano es la prolongación del egoísmo de mi pequeño principito que se niega a crecer. ¿Y todo por qué? Por no querer ser habitante de la casa de los espejos donde a cada paso hay oportunidades de revestirnos de una efigie diferente. La soledad es una elección a cerrar esa puerta de cristal, fruto de mis miedos, mi dejadez, de mis pactos rotos en el silencio...replegar mis manos en el abrazo continuado de mi cuerpo, cultivo de mi sangre, de los restos simbólicos de mi amparo maternal. Elegir será mi destino: ¿Ser caldo de cultivo o campo de batalla?
Laura López psicóloga-psicoanalista
lauralopez@psicoanalistaenmalaga.com
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