CRISIS DE PAREJA ¿SEPARARNOS O SEGUIR?
Hay
parejas que en el camino de su convivencia llegan a un punto que es
una encrucijada. ¿Qué camino tomar? ¿Seguimos juntos a pesar de
que no nos soportamos? ¿O bien nos separamos? Tomar la decisión
más adecuada no es fácil, teniendo en cuenta además que las
pasiones del momento no son buenas consejeras. En muchas ocasiones se
ha dado el caso en el que se ha interpuesto una demanda de divorcio
y, una vez a punto de firmarlo, deciden retomar la relación. No sin
serias dificultades porque ¿cómo queremos que las cosas cambien si
siempre hacemos lo mismo? Una crisis denota un cambio en la manera
de producir el rumbo de la relación. Es el momento de parar para
replantear.
Las crisis en las parejas pueden traer progresos. Sabemos que
las relaciones que no encuentran obstáculos son poco fructíferas
pero hay que estar dispuestos a trabajar para que ciertas
transformaciones se produzcan.
Hay
quien pretende utilizar la terapia para corroborar quién tiene la
razón, cuál es la postura correcta. En otras hay una demanda
constante “tú tienes que cambiar”, “tú tienes que..” En
otras hay un nuevo giro en la vida, se suma una nueva etapa
(nacimiento de los primeros hijos, cambio de trabajo, la educación
de los hijos, crecimiento personal de cada uno...) que necesita un
replanteamiento de ciertos pactos, formas de pensar, que deben
renovarse. Vidas insatisfactorias, o con imposiciones constantes
donde se coarta la libertad del cónyuge, exigencias, o aún
permaneciendo en el ideal de pareja, sin tener en cuenta la persona
real, la de carne y hueso que se tiene delante, o estancarse en la
ideología de sus familias de origen, sin haber podido construir
jamás la familia propia, siempre aludiendo a lo que es normal y lo
que no, sin capacidad de creación, donde no es cuestión de imponer
una forma de convivir u otra, sino producir la propia.
Callarse
es exaltar el conformismo, o una agresividad oculta en el silencio,
una lenta agonía que les apaga. Hablar conlleva aprender a
hacerlo, sin arremeter, sin juzgar, ni huir. Y en eso la terapia
es muy eficaz.
En ocasiones se viven vidas que corresponden a vidas pasadas, un
intento de calcar los moldes de sus familias que naturalmente no
funciona, o colocarse inconscientemente en posiciones infantiles
donde se pone al otro en el lugar del papa o la mamá, y ahí se
pierde el deseo. No se toleran las diferencias, si es que
“tenemos que tener los mismos gustos para llevarnos bien “¿entonces
con quién estás, contigo mismo en el otro? Soy yo siempre en el
otro. Cada vez más lejos del mundo, se convierte en una cárcel
de la que se es difícil salir con el amor como posesión. El
amor conlleva un trabajo, porque el enamoramiento es un flechazo, un
ensimismamiento con el ideal, pero el amor viene con los años,
respetando, tolerando el crecimiento también personal, produciéndose
en libertad, porque partimos de la base que son dos personas que en
libre elección deciden continuar juntas.
A
veces es mejor separarse, es cierto . Las personas se conocen en un
trecho de la vida que después resulta que es mejor no continuar.
Pero otras, deciden jugar a vivir en esa relación, a hablar, a poder
transformar ciertas cosas que también se pueden repetir en otras
relaciones posteriores. No sabemos qué pasará.
La
terapia de pareja es un viaje a través de la palabra, donde hay que
comprar el billete y estar dispuesto a dejarse sorprender por las
palabras venideras, por lo que se irá construyendo en el camino.
Separarse
o seguir. Detrás de estas palabras, que es lo aparente, lo
manifiesto, habrá que averiguar y producir, de qué o de quién se
quiere uno separar. Tal vez de una forma de pensar, o de tendencias
que impiden a la persona relacionarse en el amor y el deseo. Si se
está en el verbo amar, siempre hay a quien amar. Habrá que ver en
qué desvíos de la palabra está cada uno en qué formas de pensar.
Hay formas de pensar que impiden amar.
El
inconveniente de las crisis es la pereza, conformarse con lo que hay,
no querer luchar por superarlo. Ahora es cuando puede aflorar lo
mejor de cada uno. Sostenerse en los ideales no funciona. Mejor,
comenzar a construir, que no es sin palabras.
La
terapia de pareja ayuda a tomar las decisiones más adecuadas,
establece una escucha de los procesos inconscientes de las personas,
que se ponen en juego en las relaciones y que tiene que ver con el
infantilismo, con conflictos con el deseo que se manifiestan a través
de ciertas conductas, desavenencias, conflictos, sentimientos,
manifestaciones en vosotros. Toda crisis necesita de un cambio.
Es vuestra oportunidad. Comprar el billete te garantiza un
apasionante viaje. Sólo después sabremos.
Laura
López, Psicoanalista Grupo Cero y terapeuta de parejas
www.lauralopezgarcia.com
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