LA FRUSTRACIÓN COMO ANTESALA DEL DESEO Y EL CRECIMIENTO PSICOLÓGICO
La frustración es la antesala de los primeros pasos del deseo al mundo, el comienzo de nuestra humanidad.
En el vientre materno no necesitamos nada, de todo nos provee. Es una unión idílica la función madre necesaria en un principio para que haya unas condiciones previas, pero que llega un momento en que es necesario un fin. Frente a una experiencia fundamental, a una necesidad, se impide la satisfacción de un deseo que no se puede consumar como tal. El ser humano está atravesado por pulsiones primitivas que hay que domeñar, canalizar, y ahí intervienen la educación, la cultura, la ley. No podemos solos, requerimos de otros, y la incomodidad nos mueve primero al reclamo, pero más adelante ya nos toca a nosotros abastecer . Es necesario producir esa maduración, la contribución a devolver esa deuda simbólica con otros.
Siempre va a haber un salto entre lo que deseamos y lo que nos encontramos. Eso que nos frustra es lo que relanza nuestro deseo, seguir deseando. La plenitud no existe, el deseo es nuestro motor del vivir. Cuando dejamos de desear es que morimos. Todo no se puede. Hemos de entender que somos carentes, que nunca se está lleno o pleno. Es una posición muy frustrante y negacionista, donde se cree que llegando a algún lugar, o una relación va a proporcionar la completud ( de esto no se sabe, sino que se padece). Y todo son exigencias y demandas, inseguridad, incapacidad, detenciones... Lleva al sufrimiento y a la imposibilidad. Redimensionar, ajustar las expectativas con la realidad nos hará libres, porque nos hará trabajar para lo posible, con compromisos, y para ello hay que trabajar esa parte inconsciente de la personalidad, en lo que estamos enraizados, prejuicios, frases, formas de entender ciertos aspectos de nuestro desarrollo, posiciones psíquicas nos impiden avanzar, formas infantiles de nuestra sexualidad.
Hay una marca de lo imposible, todo no se puede. Se pasa de lo imposible a lo posible por eso es necesario tolerar la incertidumbre, los tiempos, entregarse. En ese salto necesario pueden caber tres posibilidades:
Una de ellas es la normalidad, acontece cierta angustia pero se da el paso, se entrega a la realidad, abres puertas, relanzas el deseo, continúas entre otros, entregado al trabajo, al amor... a lo que conviene, teniendo en cuenta que no somos perfectos, sin exigencias, en la vida puede haber obstáculos, pero no son un fin último, son una oportunidad para transformarse. Cuando nacimos no disfrutábamos de una buena película, un buen libro... es necesario un aprendizaje, una maduración para alcanzar otros lugares. También es un proceso fascinante si uno se deja llevar. Aunque también puede haber decepción, enfado, ira, porque cuesta transformase, dejar lo anterior, pero es necesario continuar.
Otro de los caminos es caer preso en la angustia, como dificultad, bloqueo, inhibiciones, donde no se puede dar un paso, donde hay una dificultad de entregarse, de separarse de ese idilio, hay un infantilismo, una fijación a un psiquismo primitivo, que no disponía de la madurez para avanzar. Un niño y un adulto tienen el mismo registro, en el inconsciente no hay tiempo, puede reaccionarse de forma inadaptada, no tolerando la realidad, los próximos pasos, y refugiándose en la enfermedad.
Otro camino también puede ser la depresión, donde es incapaz de sustituir, de desprenderse de esa ilusión. Se identifica con lo perdido, esa frustración le hacen eliminar su yo, cae la sombra de lo perdido sobre él.
La frustración está entroncada al desarrollo psicológico, nos adentra al campo del deseo,es el camino de ingreso a la relación con la realidad y con los demás, al trabajo, a las diferencias, al desarrollo de la sexualidad adulta. Es fundamental aceptar la realidad . Aceptar no es una derrota, es un paso fundamental de madurez, y de ahí trabajar para lo posible.
Vivir en el deseo es posible. Son cuestiones normales que es necesario redimensionar. Consulta con un psicoanalista, redimensiona tu vida. La frustración es un instante, luego se abren las puertas del vivir.
Laura López, Psicóloga-Psicoanalista
www.lauralopezgarcia.com
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