LO PSÍQUICO EN LOS TRASTORNOS DE LA ALIMENTACIÓN
La nutrición, en el ser humano, no solamente está relacionada con la necesidad. Es a partir de la leche materna se inaugura el goce de la boca. El deseo se va a "montar" en la necesidad, va a haber en todo sujeto un goce con la oralidad. En la relación con la función madre, las necesidades van a ser un don simbólico, un don de amor.
Nada en el ser humano es instintual, si no que va a ser pulsional y la primera constitución de la pulsión se va a establecer en la etapa oral. La pulsión es esa fuerza constante interna, un representante psíquico de los estímulos provenientes del interior del cuerpo, de la que no se puede huir y que busca satisfacción.
Vemos que el alimento, además de una necesidad fisiológica, va a ser también don de amor y don de goce y los trastornos de la alimentación van a tener que ver también con esta triple articulación. En todas las personas va a haber un sello personal.
Comer o no comer, de qué forma, qué alimentos...va a tener un componente psíquico crucial. Y con psíquico no nos referimos a comportamental, a los hábitos. El efecto, la modalidad de nuestra relación con la comida está sobredeterminado por aspectos inconscientes. Puede ser una señal de otros problemas de fondo, es pantalla de otra cosa, como puede ser la ansiedad, la depresión, la relación con la comida como demanda amorosa, como manera de “resolver” conflictos donde se regresa a la fase oral (después de una discusión, se da un atracón de comida), la búsqueda de un placer inmediato y conocido, relacionado con gustos adquiridos en la infancia, incapacidad por establecer límites, relación con la función madre, como don de amor, como refugio, como acompañamiento, como placer momentáneo, como satisfacción sustitutiva....
Es una estructura que genera esa relación con la comida, que no es más que un síntoma un modus operandi que refleja cómo es su desear. Comer es un placer, pero hay otras formas de gozar diferentes a la comida. El goce del lenguaje, tan necesario también para constituirnos y relacionarnos con el medio, con los otros. A veces, se habla a través de la comida, hay otras cuestiones en juego. Un ser humano sano es aquel que puede sustituir.
También en los alimentos. Sustituir alimentos que son más dañinos para nuestro organismo, aunque nos gusten, por otros más convenientes, porque en la repetición se construye el gusto.
Muchos de los hábitos alimenticios se forjan en los primeros años de vida y en las frases que se transmiten en el seno familiar. La comida a veces está relacionada con sensaciones placenteras, o aversivas, premios o castigos en la relación con esos primeros amores que luego se trasladan a la actualidad. Hay familias donde la comida toma un papel principal, como don de amor “mi hijo me come o no me come”, donde el rechazo o aceptación de comida es un símbolo de rechazo o aceptación del otro.
La autopercepción depende del concepto que tengamos, de lo que pensemos de nosotros, y de la relación con nosotros mismos. Porque puede haber una relación conflictiva con uno mismo que se transfiere a la relación con la comida y nuestra percepción.
Trastorno como la ANOREXIA, la BULIMIA, la OBESIDAD van a ser síntomas donde la función de nutrición está trastocada por el deseo.
En la ANOREXIA la persona disminuye la ingesta de comida, pierde peso considerablemente. El alimento aquí está en el nivel de don de amor y la función madre, donde está en juego la demanda materna de alimentar y la demanda del niño de dejarse alimentar. La anorexia “come nada”, que no es lo mismo que no comer nada. Hay una negación de separar el placer de la boca, de la comida, del pecho de la madre. Esto transcurre inconscientemente. La necesidad de comer se instala como deseo de comer cuando se va a humanizar. El alimento también ser relaciona con la mortalidad, con la producción de ser sujetos mortales, sexuados.
A través de la escucha psicoanalítica se describen tres tipos de anorexia:
La anorexia histérica, que está relacionada con una repugnancia moral, donde la comida le da asco y le entran ganas de vomitar.
La anorexia paranoica donde se establece una fantasía de inconsciente, un temor a ser envenenada/o, reflejado en frases como que la comida sabe mal, está en malas condiciones, en su matiz más atenuado, en relación con las personas amadas.
La anorexia depresiva, donde hay una pérdida de deseo por la realidad exterior y que también se extiende a la comida.
BULIMIA
Es una estructura psíquica que lleva a una relación específica con la comida. Generalmente se dan grandes atracones, de alimentos muy calóricos, con el consecuente sentimiento de culpa, provocándose el vómito. Puede estar asociada a la anorexia, lo que conllevaría que en estos pacientes no haya una pérdida extrema de pérdida de peso.
Con la intención de eliminar de su organismo exceso de alimento, pueden realizar purgas, tomarse laxantes, diuréticos, aplicar enemas...
Podríamos preguntarnos qué es lo que lleva al paciente a comer de esa forma. En cada paciente se va a poner en juego de manera distinta, hay diferentes estructuras que pueden estar generando la bulimia. Puede haber una base melancólica, hostilidad que se pone en juego en sí mismo, como un ataque, donde el alimento viene a tomar esa significación de amor y goce. Se pone en juego bajo esa ingesta desmesurada y el vómito, el amor intenso y la expulsión, una relación ambivalente, amor-odio. No sólo pasa en la comida, son las curvas que su deseo da, manifiesta esto en su hacer, en su relación en el mundo y está relacionado con esa función materna.
Puede ser equivalente a un ataque de angustia, donde se come por ansiedad, para calmarla . Pueden ser explosiones de goce y en las frases vemos como está engarzadas metáforas sexuales: “me doy unos atracones, me meto los dedos...” O también ataques canibalísticos, como una cuestión
simbólica de tragarse al otro. Hay una pelea, y acto seguido, un atracón de comida.
OBESIDAD
Conlleva un aumento considerable de la ingesta alimentaria necesaria para el cómputo de las actividades diarias. Es un problema serio de la salud, donde también hay un incremento en el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, arteriosclerosis.... Es una patología que está aumentando en el mundo.
Puede haber algunas cuestiones generales que nos indica la escucha psicoanalítica. Por ejemplo, el pudor, como una cuestión sexual, donde engordan para tapar, por ejemplo, las formas femeninas, como forma de rechazo a la feminidad, no despertar el deseo de los otros y poner en juego su deseo.
La comida como forma de acompañarse. Hay alimentos que incluso se pueden confundir con nombres de personas, o características de las mismas (magdalenas, locas, judías...). Hay muchas metáforas que usamos en referencia a los otros como “bomboncito”, “te comería”.
Fantasía inconsciente a morir de hambre, donde sabemos que la alimentación está relacionada con la supervivencia y, aunque pese más de ciento veinte kilos, no es algo de la realidad material, sino de la psíquica.
La ambición y la obesidad también pueden estar relacionadas, donde en lugar de crecer y desarrollarse profesionalmente, socialmente, lo hace en anchura.
También como una cuestión de autosuficiencia, de autoerotismo, o como signo familiar, donde tener kilos de más es una seña de identidad y no tenerlos implica que es como si traicionara a esa familia de la que proviene. A veces se sobreprotege a los hijos, se les sobrealimenta como una forma de dar amor, y esto puede seguir transfiriéndose en la actualidad. La ausencia de límites, no poder parar, puntuar en la vida, hay pulsión vida y pulsión muerte, y seguir sujetos a placeres inmediatos. Pero se goza con la interrupción y esa incapacidad de renuncia produce culpa. Es como si el amor nunca estuviera saciado. Por último, como ejemplo, también puede estar relacionado con la fantasía inconsciente de embarazo. Hay una fase sexual infantil donde se teje la teoría de que los niños se producen por la ingesta. Es una cuestión inconsciente que puede estar generando esa estructura obesa, esos kilos de más.
Como vemos, los trastornos alimenticios van a ser pantalla de otros problemas de fondo, que tienen que ver con nuestra realidad inconsciente. Construir un goce diferente con la boca, que ponga en juego ese efecto que aparece en la relación conflictiva con la comida, que es una relación conflictiva consigo mismo y con las figuras fantásmicas familiares, las funciones que nos constituyen, es posible a través del psicoanálisis.
Laura López, Psicoanalista en
formación continua con Grupo Cero
y psicóloga colegiada
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