NO SÉ QUÉ ME PASA CON
MI MARIDO, QUE NO QUIERO NI QUE ME TOQUE...DEBEN SER LOS AÑOS, LA
MONOTONÍA...TAL VEZ QUE PRONTO ME LLEGARÁ LA MENOPAUSIA, NO SÉ. LA
COSA ES QUE NUESTRA RELACIÓN SIEMPRE HA PASADO POR MUCHOS ALTIBAJOS
E INCLUSO POR INFIDELIDADES POR SU PARTE...PERO JUSTO AHORA QUE
ESTAMOS MEJOR, NO SÉ QUÉ ME PASA. INCLUSO ES COMO SI PRESINTIERA
QUE ALGO ME OCULTA. NO SÉ...¿Y SI ESTÁ CON OTRA?
Lo ideal es que el amor y
el deseo confluyan en un mismo objeto, que se ame y se desee a esa
misma persona, pero vemos que los rumbos del deseo en muchas
ocasiones hacen no entender lo que está pasando, en cuestionarse si
realmente se ama a esa persona.... Los primeros objetos amorosos son
los familiares: la madre en primer lugar, el padre, los hermanos y,
tras atravesar el pasaje del Complejo de Edipo, donde hay un juego de
identificaciones y de rechazos, se relegan a lo inconsciente esos
lazos libidinales, eróticos, fundándose nuestro aparato psíquico y
el deseo. La corriente cariñosa se impone a la sensual. Las demás
personas que van a ir sumándose en nuestra vida, las diferentes
elecciones amorosas, son sustitutos de esas primeras figuras
familiares. Pero, en ocasiones, en esas otras personas que son los
sustitutos, como en este caso, el marido, hay una disociación del
amor y el deseo. Es decir, no se puede desear a las personas que se
aman y a las que se desean no se aman. Es como si esa persona fuese
un objeto incestuoso, o la mamá o el papá, las relaciones se
convierten en “muy familiares” y sucumbe el deseo. Se posicionan
psíquicamente en un lugar donde uno hace de máma y otro de hijo,
recordando más bién a esas relaciones primeras, y esto acontece de
manera inconsciente.
En lo que comenta en la
frase que la relación ha pasado por muchos altibajos incluso por
infidelidades por su parte y que justo ahora que están mejor,
muestra que justamente desea más a su pareja cuando entra un tercero
en la escena. Ahí es como si lo viera como un hombre.
Inconscientemente se ponen en esa posición de triángulo amoroso
para avivar la llama de su pasión. La condición para desear a ese
hombre es que esté con otras mujeres. El que otras personas deseen a
la pareja hace que ésta se muestre más deseable, ya que se desean
deseos.
Nada tiene que ver con
la menopausia, esto es un prejuicio, pues precisamente en la
menopausia se reaviva el deseo sexual, pues se desvincula de la
reproducción y se puede permitir otro grado de libertad. La moral de
la mujer reprime en exceso esta sexualidad en muchas ocasiones,
transformándose en angustia.
Ella se pregunta ¿y si
está con otra?, lo que muestra un deseo inconsciente de que vuelva a
ser un “hombre” deseable para ella. El amor y el deseo también
se construyen, y el terapeuta de parejas con formación
psicoanalítica le permite transformar estas posiciones psíquicas,
que son inconscientes, para permitirle que el amor y el deseo emerjan
y fluyan. El Psicoanalista va a escuchar la verdadera dimensión de
su deseo y ayudarle a producir otras posiciones en su pareja para
que su relación sea mucho más satisfactoria.
Laura López Psicoanalista
Grupo Cero
Terapeuta de Parejas
Telf.: 610 86 53 55
www.psicoanalsitaenmalaga.com
Comentarios
Publicar un comentario