LA RECONCILIACIÓN EN LA PAREJA



    Hay ocasiones en las que las diferentes formas de pensar pugnan en una lucha de poder, donde lo importante es ser el vencedor, llevar la razón, imponer un criterio que en realidad poco tiene que ver con incluir las diferencias, con construir un lugar donde poder conversar y relacionarse con otros seres humanos. Desligarse de la familia  de origen es, en muchas personas, una proeza casi imposible, donde se sucumbe en muchos casos, a la neurosis. Esto es, al pasado, como si en la actualidad uno repitiera ese discurso familiar, una estela psicológica puesta en acto con una persona que no corresponde. Formas infantiles de relacionarse desde el presente.
     Culpar siempre al otro de lo que acontece en una relación tiene más que ver con algo que uno no debería haber pensado, deseado o fantaseado. No es cuestión de juzgar, sino de responsabilizarse, ver qué grado de implicación tiene cada uno en lo que ocurre en la relación. La verdad se construye cada vez, no está en ningún lugar, cada persona tiene un punto de vista diferente. Ocurre que tras muchas de las disputas, vemos por sus consecuencias, lo que realmente está en juego ahí. Es a través de los efectos que vemos las causas.
   Hay parejas que utilizan las discusiones para luego reconciliarse, como una manera de despertar la llama de la pasión. Ocurre de manera que uno no sabe nada de esas intenciones, sino que lo muestran en su deseo, de manera que se convierte en un patrón. Cuando algo o alguien se cree perdido, es cuanto más vivo interés suscita. Da lugar a una reflexión ¿ Te ocupas de la pareja sólo cuando te falta? El amor y el deseo son un trabajo constante que hay que dedicar, no es cuestión de “sentirlo” , porque el sentir depende de nuestra forma de pensar.
  Hay reconciliaciones que son la cara visible de un síntoma que en sus idas y venidas les hace vivir en la insatisfacción y en la culpa. Esperan que el otro o la otra cambie, y no se dan cuenta que precisamente hay un pacto inconsciente en sostener ese tipo de relación. Si no hay un trabajo a través de la terapia va a continuar esa dinámica constante como forma de vida.
  Pero poder reconciliarse con el otro también es poder reconciliarse consigo mismo, aceptar las imperfecciones, los errores, dejar a un lado ese yo ideal que sólo ocasiona intransigencia para sí mismo y hacia los otros. También es haber aprendido a amar a tu padre y tu madre para poder sustituirlos por otras personas del mundo. Hay muchísimas problemáticas en la pareja que tienen que ver con nuestras primeras figuras, sentir que uno no recibido suficiente cariño, que los padres tenían que haber hecho más por ellos, que a los hermanos les querían más, que la educación fue una mala educación, que el padre era un padre ausente, o la madre, o tal vez permanecer aún ligados a ese amor infantil y exigir al otro o la otra posiciones que no le corresponden. Pasar la página del álbum familiar es poder incluirla en el mundo actual.
  Aprender a conversar no es fácil, porque sobre todo hay que detectar desde qué lugar se habla y a quién. Uno padece de sus posicionamientos inconscientes que le producen una realidad y no otra con la pareja. Las palabras en el seno de la relación terapeútica le permiten romper romper el bucle para permitirse un grado se humanidad más acorde a sus deseos y a la realidad que tiene delante.

                                                                                            Laura López, Terapeuta de parejas
                                                                                                            Telf: 610 86 53 55 
                                                                                                          lalgsico@gmail.com
                                                                                                    www.terapiadeparejaenmalaga

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